Ponernos en contacto con nuestra niña interior es una gran
forma de sanar nuestras heridas emocionales cuando ya somos más grandes.
Nuestra niña interior contiene todos nuestros patrones
emocionales, positivos y negativos. Ella vive en nuestro espíritu, como la
pequeña que alguna vez fuimos. Esa niña carga con las heridas de traumas
pasados y cuando esos patrones se presentan en nuestra vida adulta, es cuando
nos damos cuenta que sigue viva en nuestro interior.
Mi niña interior carga con las heridas de un padre
perfeccionista y emocionalmente distante; sin embargo aún me hace muy feliz
recordar mis primeras vacaciones en la playa, donde él pasaba horas
acompañándome en la alberca y en la playa.
Para ser mujeres con una buena salud emocional, es vital que
ayudemos a que nuestra niña se recupere de cada una de sus heridas. Las
invitamos a conocer 6 pasos para sanar a tu niña interior.
Confianza
Para que tu niña interior salga del lugar de donde se
esconde, es muy importante de que pueda confiar en que estarás ahí para ella.
Necesita una aliada que la apoye y que no se avergüence del abandono,
negligencia, abuso en el que estuvo implicada. Estos son los primeros elementos
para trabajar sobre la sanación.
Validación
Si todavía tienes la inclinación de minimizar o racionalizar
las maneras en que fuiste humillada, ignorada o usada para complacer a tus
padres, necesitas aceptar el hecho de que todo eso realmente lastimó tu alma.
Tus padres no son malos, sencillamente sus niños interiores también fueron
heridos en el pasado.
Conmoción y enojo
Si todo lo anterior te conmocionó, está bien, porque esa
impresión es el comienzo del duelo. Está bien sentirte enojada, aunque lo que
te haya pasado fuera sin intención de lastimarte. De hecho, TIENES que estar
enojada, si quieres que tu niña interior sea capaz de sanar sus heridas.
No me refiero a que tengas que gritar y maldecir, aunque
muchas veces las personas necesitan eso, simplemente está bien si te sientes
enfadada por algo que te hizo daño.
Yo sé que mis padres hicieron lo mejor que pudieron hacer
dos adultos con niños interiores lastimados. Pero también soy consciente de que
ciertas situaciones me lastimaron espiritualmente y que si no trabajo sobre
eso, podría tener graves consecuencias en mi vida.
Al final del día es importante que entendamos que ahora
nosotras somos las responsables de lo que nos hacemos a nosotras mismas y a
otros; tenemos la responsabilidad de detener la disfunción y el abuso que haya
dominado nuestras vidas hasta el día de hoy.
Tristeza
Después del enojo, aparece el dolor y la tristeza. Si fuimos
víctimas, es momento de afligirnos por esa traición. También debemos penar por
aquellos sueños y aspiraciones que tuvimos en algún momento, por las
necesidades que sentimos y que no fueron satisfechas en su momento.
Remordimiento
Cuando estamos en duelo por una persona que murió, el
remordimiento, muchas veces, es más relevante. Por ejemplo, empezamos a desear
haber pasado más tiempo con la persona que falleció.
Pero en el duelo por el que atravesamos con nuestra niña
interior, es importante que la ayudemos a ver y entender, que no hay nada que
ella haya podido hacer diferente. Su dolor es acerca de lo que le paso a ella,
se trata sólo de ella.
Soledad
El núcleo más profundo de los sentimientos del duelo son la
vergüenza tóxica y la soledad. Nos sentimos avergonzadas porque nuestros padres
nos abandonaros. Nos sentimos “podridas”, como si estuviéramos contaminadas y
esa vergüenza lleva a la soledad.
Ya que nuestra niña interior se siente arruinada e
imperfecta, siente que debe esconder su verdadero “yo” dentro de una persona
falsa, un disfraz de lo que ella es. Es ahí donde ella se comienza a
identificar a sí misma como el disfraz, mientras que su verdadero “yo” se queda
solo y aislado.
Quedarse en este nivel de sentimientos dolorosos es la parte
más difícil del proceso de duelo, porque sólo hay soledad y pena. Pero cuando
aceptamos de corazón esos sentimientos, lograremos ver la salida.
Nos encontramos con ese “yo” que se había estado
escondiendo, o que en realidad nosotras estábamos escondiendo de los demás y de
nosotras mismas. Es en la aceptación verdadera de la vergüenza y la soledad, donde comenzaremos
a distinguir nuestro “yo” verdadero.
Debemos nutrir el corazón de nuestra niña interior. Cuando
elegimos tomar el control de las cosas, en vez de dejar que nuestra pequeña se
quede sentada en su mar de lágrimas y enojo, la transformación comienza.
Recuerden cuando nuestra niña interior sana, nosotras sanamos también.
Fuente
http://www.actitudfem.com/belleza/relajacion/mejora-tu-vida/sana-tu-nino-interior-6-consejos
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